Yo también quisiera despertar admiración en los ojos de quien me mira, pero una admiración verdadera, aunque efímera, y deleitarme de tal gustoso halago.
¿No habéis querido nunca ser alguien especial?
¿No os habéis imaginado nunca historias a vuestro alrededor que nunca pasarán?
Las chicas, ¿no seguís queriendo ser princesas?
Los chicos, ¿no seguís queriendo proteger a vuestra princesa?
Yo quería que alguien me mirase y que, como en una película, con una música tranquila de fondo, se quedase azorado.
Pero esta clase de sentimiento sólo existe en los libros y en las películas, las personas no podemos conseguir que nos miren así, en serio, porque somos todos lo mismo. Podemos despertar admiración, sí, pero no ésa clase de... magia, de la que yo hablo.
Seguro que los que escribís habéis descrito alguna vez alguna escena similar, presentando un personaje fuera de lo común, que atrapa los sentidos de los demás: una chica muy hermosa, un hombre misterioso...
y son personas especiales, que destacan por encima del resto de una manera casi inhumana.
Yo, en mis sueños y en mis fantasías, mantengo despierta esta pequeña utopía, pero sin que interfiera en la vida real, pues debemos saber distinguir una cosa de la otra, y no perdernos cuando andemos por las nubes.